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La mayor goleada de Tigres en torneos cortos: 1-7 contra Querétaro en 2003

Gaitán, Silvera y Olalde firmaron la mayor goleada de Tigres en torneos cortos.

Por Sergio Ruiz

Gaitán hizo tres anotaciones en aquel juego / Foto: Milenio

El Apertura 2003 quedó marcado como una de las temporadas más memorables para Tigres, gracias a su histórica goleada de 1-7 contra Querétaro en el Estadio Corregidora. Este triunfo no solo es la mayor goleada del equipo felino en torneos cortos, sino también una muestra de la contundencia ofensiva que caracterizó a los auriazules durante esa época.

Una noche mágica para Tigres

El 8 de noviembre de 2003, Tigres llegó al Corregidora con la intención de sumar puntos importantes, pero terminó dejando una huella imborrable en su historia. Desde el inicio del partido, los dirigidos por Nery Pumpido mostraron un juego arrollador que no dio respiro al cuadro de Querétaro. Con un ataque imparable liderado por Walter Gaitán y Andrés Silvera, los felinos dominaron cada aspecto del encuentro.

El festival de goles

El marcador lo abrió Walter Gaitán, quien demostró por qué era considerado uno de los jugadores más talentosos de la época. Gaitán anotó tres goles, mostrando una combinación de técnica y visión de juego. A él se unió Andrés Silvera, quien también marcó un triplete, consolidándose como uno de los delanteros más letales de Tigres. Finalmente, Jesús Olalde selló la cuenta con un gol que dejó a los aficionados queretanos atónitos.

Por el lado de Querétaro, apenas lograron descontar con un gol que no fue más que un leve consuelo ante la avalancha ofensiva de Tigres.

Un récord imborrable

La goleada de 1-7 se mantiene como la mayor en la historia de Tigres durante los torneos cortos, un logro que resalta la capacidad del equipo para brillar en momentos clave. Los tres goles de Gaitán y Silvera, combinados con la contribución de Olalde, reflejan la calidad de una generación que marcó época en el club.

Un recuerdo para la afición

Para los aficionados felinos, este partido es mucho más que un marcador abultado. Representa el orgullo y la pasión que Tigres siempre lleva a la cancha, además de ser un recordatorio del poder ofensivo que puede desplegar el equipo. Cada gol de aquella noche es parte de la memoria colectiva de una afición que siempre sueña con nuevas hazañas.

Tigres sigue teniendo la capacidad de generar noches inolvidables como la vivida en Querétaro, y su historia está llena de momentos como este que fortalecen el vínculo con su fiel afición.

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